Alterado, le dices a Lucía que no te encuentras bien, que debéis de iros al piso. Llegáis sin más percances. Hacéis el amor y la noche pasa sin llamar más la atención. Te levantas, el sol inunda con sus haces de luz la habitación, sientes que es un nuevo día, que todo ha acabado ya. Vas al baño y allí está el cuerpo, otra vez...No, no está, casi te lo habías creído, todo está limpio como lo dejaste. Viene la policía, como quedasteis. Esta vez no vienen con tanta confianza, te dicen que eres el principal sospechoso del asesinato de tu vecino y de otros altercados. Esos altercados obviamente no los has cometido, estás totalmente seguro, pero te acusan con el retrato robot de un testigo de no-sabes-donde que ni siquiera se parece a ti. O alguien te ha confundido con otro o te están inculpando algo. Sea como sea tienes que saber que coño pasó con tu vecino, es hora de seguir los pasos que seguiste aquella fatídica noche. Vuelves al bar, pero allí no saben nada, ni de donde fuisteis, ni quien es la chica de las babuchas de conejito. Sólo queda un lugar: El río.
Cuando estás allí encuentras el cuchillo con el que presuntamente acuchillaste a tu vecino. Cuchillo en mano, miras al río. Aprietas fuertemente el mango de cuchillo, intentas desesperadamente recordar, y haciendo un esfuerzo mental prácticamente sobrehumano empiezas a recordar, pero parece que lo vives en ese momento:
Te encuentras en el bar, delante de la chica de las babuchas de conejito, tu vecino se ha ido al baño, y ella te pregunta:
-Dime Patrick, ¿crees en la magia?
-Creo en lo que sé y lo que aun me queda por descubrir, así que supongo que sí.
-La magia no existe... -Te dice casi en un tono infantil, como intentando aclararte esa pregunta, apoyando los codos en la mesa y su cabeza en las manos, inclinándola, como si le estuviera hablando a un peluche.
-Si dices que no existe quiere decir que existe, al negar su existencia debe de existir, porque si algo no existe no puedes negar su existencia, ya que no existe. -Le dices totalmente convencido, parece que las has sorprendido.
-Vaya... creo que sí eres lo que buscaba... dime, ¿Quieres la verdad?

Estás convencido: esto es un maldito sueño. Así que si esa verdad es salir de él, ¡demonios! sácame. Así que le dices que sí. Lo siguiente que recuerdas, lo haces como si fueras un espectador. Te ves a ti mismo, como un autómata, acompañando a tu vecino, en coche, dirección al río. Durante el trayecto te cuenta que ha sido una de las noches más divertidas que ha pasado en los últimos meses, y que ha descubierto a un gran amigo. Te cuenta, en calidad de confidencia, que su mujer lo maltrata y que tiene la intención de fugarse la mañana siguiente con su secretaria, con la cual mantiene una relación sentimental a escondidas de su mujer. Así que te agradece todo lo que has hecho por él, que ya te llamará algún día, y que es hora de que lo lleves a su casa. Ya habéis parado en el río, y esto último te lo dice mientras estáis observando la corriente. Una suave brisa nocturna se desliza por tu cuello, mientras tu le coges por la espalda, y deslizas su cuello por tu cuchillo, para terminar con una brutal puñalada descendente entre la clavícula y el cuello, mortal. Aparece la chica de las babuchas, te dice que estás a un paso de alcanzar la verdad. Que vuelvas a casa, que ya se ocupará del cuerpo.
-¡Hija de Puta! -Vuelves al momento actual.
¡Ella fue! Ella te hizo algo, ella hizo que cometieras ese acto atroz (¿o fueron tus ganas de hacerlo?). Tienes que encontrarla, y además de en el río sólo la has visto en otro lugar; el bar.
La luna creciente ya arropa el cielo con su manto de estrellas. En el bar, escondes el cuchillo en una de las cisternas del lavabo de señoras, allí nadie lo encontrará. Esperas en la barra, te tomas un chupito... lo necesitas. Y aparece la chica de las babuchas de conejito. Se te acerca, y le haces una señal para que salga fuera. La invitas a montarse en el coche y dais una vuelta.
-Has sido tú. -Le dices.
-¿Yo? No... yo no he hecho nada. -Dice entre risitas.
-¿No decías que te encargarías del cuerpo?
-Y eso hice. ¿No te ha parecido divertido? -Siguen las risas.
Estás un poco cabreado. Te está tocando los cojones, pero por alguna razón sabes que no puedes hacer mucho más. Paras el coche. Total, esto es un maldito sueño.
-Bien. Entonces, ¿Ya he dado el último paso hacia la verdad?
-Bueno... aun te queda una cosilla. ¿Crees en los vampiros?
-¡¿Vampiros?!
Esta tía está zumbaísima... Te mira fijamente, y te quedas estático, se te acerca poco a poco hasta estar frente a ti.
-¿Tienes miedo de la verdad? - Te dice, más serena.
-N-No... ¿Qué vas a hacerme?
-¿Crees que voy a matarte, verdad? -Te dice con una sonrisa.
-No. No creo que vayas a hacerlo.
Suelta una risotada corta.
-Pues, ¿sabes qué?... Vengo a matarte.
FIN
¿Fin? La muerte sólo es el comienzo...