martes, 28 de agosto de 2012

No puedes engañar a un profesional

¿Qué...qué es esto? ¿Celos? jojo... perdona, yo no soy una persona celosa. Confío. Para mi los celos no existen. Pero... ¿Qué? ¿Por qué? En fin, ya sabéis. Desgracias-blog, blog-desgracias. Inseparables en mi escritura.

Normalmente me desahogaría por twitter, pero por ahí me vas a leer y sé que por aquí no lo harás. Es lo bueno de tener un blog y no darle demasiada publicidad. Al igual que cuando juegas a rol de vampiro, el secreto que mejor debes guardar es el de tu refugio, este blog se convierte en eso, en mi refugio de madrugada.

Tengo miedo. Por primera vez en mi vida tengo tantísimo miedo que hasta me tiemblan las manos. Mi yo temerario, derrotado por mi mayor enemigo; la mujer. Ya habéis leído muchas entradas sobre mis habituales enamoramientos, pero... ¿miedo a perderla? Me he creído tan afortunado que... no me he dado cuenta de que uno de las peores sufrimientos es ver como lo tienes todo y de repente lo pierdes en un abrir y cerrar de ojos... nunca debí haber llegado a esa conclusión.

Hoy has estado rara. Distante, evasiva... sé que no me has esperado para darme las buenas noches. Mi instinto me dice que no quieres verme mañana. Tus palabras, tus métodos... ya los conozco. Me son tremendamente familiares. Son los que uso cuando voy a dejar a alguien. Y en eso soy un profesional. Eso activa mi paranoia, normalmente alta de por sí. Encuentro brechas y las relleno con... algo nuevo. Lo único que sé es que rezuma miedo, y eso me asusta aun más. Me asusta estar asustado. Da igual. Mañana iré a verte. Esto ha sido una tontería, un lapsus, un paréntesis, un kit-kat. ¿Qué importa que no me hayas dicho que me quieres ni nada bonito? Es sólo que has estado todos los días bombardeandome con cariño y ahora me resulta raro no sentirlo. Pero no siempre vas a estar cariñosa. Mañana será todo normal, ya verás...