lunes, 16 de mayo de 2011

La mayor prueba de Fe.

Napoleón decía que la batalla más difícil era aquella en la que uno lucha consigo mismo.

Y es que nosotros somos nuestros peores enemigos si no conseguimos vencer en esa ardua batalla, en la que tomamos las riendas de nuestro pasaje. La gente generalmente ignora esto, creen que haciendo lo que la sociedad dicta o ejerciendo esa sobre valorada (por demasiados) "madurez" que otra gente, por supuesto con más derecho que nosotros, ha delimitado a placer.

Lo normal es no confiar en el demente de Javi. No hacer caso de lo que dice. El advierte, pero hay que seguir a lo que va a uno. Es mejor no acercarse a él, dicen que si lo haces te conviertes en títere de madera o mandril y que te obliga a llevar un tutú. Aunque tenga razón, tu agacha la cabeza y no digas nada, y no vuelvas a escucharle.

Sí, más o menos eso suele pasar. Lo que más le cuesta admitir a la gente es que las cosas no salen siempre como queremos. Y que si queremos que ocurran tal y como esperan nuestros designios tenemos que hacer las cosas de una manera específica. Y si queremos prevenirnos de males futuros, hay que poner un parche. Lo peor es que muy pocos aceptan este hecho, y los demás patalean cuando ocurre.

Da igual lo que os advierta o lo mucho que intente ayudaros. Siempre estaré relegado a la undécima dimensión. ¿Cambiará algún día la hipócrita sociedad del egoísmo a la utópica solidaria camaradería?

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