Henos aquí nuevamente. Bueno, esta vez, retrasmietiendo desde Sevilla. Pues el destino vuelve a dar un golpe fortuito. Nos situamos en un contexto un poco trágico. Atravieso una etapa de mi vida en la que la soledad vuelve a rebosar mis límites, que por suerte, y gracias a toda mi experiencia con ese sentimiento, son bastante resistentes. Pero incluso ellos puedes ceder, como lo hicieron los que custodiaban el cauce del río Génil, que hace desbordó ayer.
Yo me iba a ir el puente a pasarlo con unos amigos, para cambiar de aires y espabilarme. Resulta que el puente ha sido catastrófico en lo que a inundaciones se refiere, pero yo, me ha salvado por un margen escaso de unas horas. Me fui justo antes de que empezara el diluvio. (¿Suerte?)
Esa decisión me evitó la inundación que sobrepasó la capacidad de aguante del río. ¿Podré salvar yo el río que configura mi soledad y mantenerlo dentro de los habituales cauces normales? o, de lo contrario, ¿me veré obligado a huir a otro lado para evitar el desborde?
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