Hoy, el mundo vuelve a girar. El verano ha acabado, finiquitado con la feria. Y todos tenemos que volver a nuestras aulas. Algunos afortunados ya han llegado a la universidad. Oh! bendito paraiso del estudiante. Donde la libertad por fin depende de uno mismo. Donde uno se pone sus propios limites. Pero algunos, aun nos queda un camino que recorrer.
La nostalgia golpea en estas horas. Uno echa una rapida mirada hacia atras y disfruta de todo lo que ha pasado este verano. Un bonito verano. En mi caso, un verano de los que hacia tiempo no vivia. Es curioso ver la de cosas que han pasado, por corto que se nos haya hecho. La de personas que hemos conocido y han acabado asentandose de buena manera a nuestro lado. Llantos, risas, miradas, besos, abrazos, noches en vela, mañanas sobando, comidas rapidas, comidas malas, comidas buenas, litros de cocacola, corre busca un arbusto donde mear, paseos bajo el sol implacable, conspiraciones, quedadas, discusiones, reconciliaciones, amores, ilusiones, esperanzas, caidas, recuperaciones...
Hoy todo eso toca a su fin. Se nos arrebata esa pizca de libertad que hemos saboreado durante estas semanas y se nos vuelve a encadenar tras el pupitre. Ahora son profesores que ya conociamos, nuevos, feos, buenos, divertidos, exigentes, comprensivos, son compañeros con los que echarse unos chistes de mates, son compañeros a los que no se les puede mirar de lo tontos que son, son libros, cartera que pesa un cojon, apuntes, levantate temprano, haz estos deberes, mañana examen, cinco minutos para que toque...
Pero no podemos obviar la magia de eso.
Y debemos ver el lado positivo de todo lo que hoy empieza. Pues sin ello, no habría existido la libertad de la cual disfrutamos ayer y disfrutaremos dentro de unos meses. Se acabó la mirada al verano. Ahora toca caminar de nuevo hacia delante.
La nostalgia golpea en estas horas. Uno echa una rapida mirada hacia atras y disfruta de todo lo que ha pasado este verano. Un bonito verano. En mi caso, un verano de los que hacia tiempo no vivia. Es curioso ver la de cosas que han pasado, por corto que se nos haya hecho. La de personas que hemos conocido y han acabado asentandose de buena manera a nuestro lado. Llantos, risas, miradas, besos, abrazos, noches en vela, mañanas sobando, comidas rapidas, comidas malas, comidas buenas, litros de cocacola, corre busca un arbusto donde mear, paseos bajo el sol implacable, conspiraciones, quedadas, discusiones, reconciliaciones, amores, ilusiones, esperanzas, caidas, recuperaciones...
Hoy todo eso toca a su fin. Se nos arrebata esa pizca de libertad que hemos saboreado durante estas semanas y se nos vuelve a encadenar tras el pupitre. Ahora son profesores que ya conociamos, nuevos, feos, buenos, divertidos, exigentes, comprensivos, son compañeros con los que echarse unos chistes de mates, son compañeros a los que no se les puede mirar de lo tontos que son, son libros, cartera que pesa un cojon, apuntes, levantate temprano, haz estos deberes, mañana examen, cinco minutos para que toque...
Pero no podemos obviar la magia de eso.
Y debemos ver el lado positivo de todo lo que hoy empieza. Pues sin ello, no habría existido la libertad de la cual disfrutamos ayer y disfrutaremos dentro de unos meses. Se acabó la mirada al verano. Ahora toca caminar de nuevo hacia delante.
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