Y ahora me veo reorganizando fotos. ¿Qué habré hecho yo para merecer ordenar tantas fotografías? Ah sí, sacarlas. Todo porque un día, te das cuenta de que has ido a un gran sitio y no has hecho fotos. Te dices que apartir de ahora le echaras el objetivo a cualquier cosa que lo merezca. Otro día, que has ido a otro sitio te traes tus fotos hechas. Te preguntas que es lo que falla hasta que te das cuenta de que no sales en ninguna. ¿Verguenza? ¿Dejadez? ¿Miedo a lo que diran? ¿a que se rian? Pero con todo eso, llegas a la conclusión de que si no sales no parece que hayas estado allí y entonces comprendes la magia de la fotografía. La mejor forma de mostrar tus recuerdos a los demás, un instante que cuenta una historia. Con el tiempo, esos instantes se pierden en la rutina y, en algún punto del futuro, te vuelves a topar con esos trozos de vida.
La FS fue uno de esos trozos. Una serie, con sus sagas y todo. Una experiencia, una esperanza, una salida, un mundo, un recuerdo, un suspiro, un sueño. No fue facil levantarla, tuvo que ser perfilada y sufrió todas las dificultades que se podían sufrir. Saga tras saga aguantó lo que pudo. Al final, como suele pasar, fue fracturada internamente. Muchos no estaban preparado para esa idea. Y como la gran mayoría de las cosas en la vida no fue perpetuo y tiene, mejor dicho tuvo, un final. Pero como todo en esta vida, tuvo un principio. Esta es su historia, la historia de la Foederatio Stabilis, que comenzó en una mañana lluviosa al principio del otoño...
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